Comentario
La familia en Babilonia era de tipo patriarcal y en ella el padre -abum- tenía la dirección de los asuntos domésticos y un amplio poder de decisión y mando, pudiendo imponer castigos, desheredar a sus hijos, echarles de casa o, incluso, dejarlos en prenda como pago de una deuda. Sin embargo, no tenía derecho a disponer de la vida o la muerte de los demás miembros de la familia y los bienes domésticos pertenecían por igual a ambos miembros del matrimonio, así como las deudas contraídas.
La mujer (sinnishtum) aportaba una dote al matrimonio, aunque eran de su exclusiva propiedad. Igualmente tenía derecho a comprar o vender bienes, prestar o contraer deudas e intervenir en asuntos judiciales. Aunque sus funciones eran puramente domésticas y estaba sometida por costumbre a la autoridad de un varón -primero el padre, luego el esposo y el suegro-, en caso de viudedad podía disponer de sus propios bienes, participando en la herencia y ejerciendo la patria potestad. Sin embargo su situación distó mucho de ser igualitaria con respecto al hombre, pues la mujer no gozaba de los mismos derechos ni prerrogativas.